Redacción Médica
La Medicina de Familia, sobre todo la rural y la que más alejada se encuentra de las grandes urbes, es una de las especialidades médicas más susceptibles al sol y al calor. Sobre todo, en temporada estival, las olas de calor con sus respectivas altas temperaturas afectan, y de manera directa, no solo a los pacientes, sino que también a los especialistas rurales. Y es que, si bien hay ciertos centros de salud más actuales que cuentan con la infraestructura adecuada como para pasar esas semanas o meses de calor intenso, hay otros que no están dotados de la manera más adecuada posible.
Y, para evitar esa situación, los propios médicos de Familia que trabajan en las zonas más rurales esbozan la idea de que habría que acondicionar el alrededor y entorno del centro sanitario. “Favorece mucho la optimización del ambiente, como las zonas verdes y los árboles alrededor del centro de salud. Son mejoras a corto-medio plazo, hasta que vivamos una modernización de infraestructura”, explica Albert Foo, médico de Familia rural y miembro de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). Una línea de acción que se podría condensar, entre otras medidas, en adecuar los aparcamientos de las ambulancias para que no se sobrecalienten y no tengan que esperar los sanitarios y pacientes varios minutos para que puedan entrar al vehículo. “Una buena medida para llevar mejor el tema del calor sería adecuar el aparcamiento de las ambulancias para que estén a la sombra”, afirma Ángel López, médico de Familia rural en Sevilla.
Es una opinión extendida entre sus compañeros de especialidad, puesto que se trata de una adecuación “fundamental”, según recalca Hermenegildo Marcos, representante nacional de Médicos de Atención Rural en la Organización Médica Colegial (OMC). Tal y como subrayan en Familia, algunos profesionales sanitarios trabajan en centros asistenciales que no están del todo preparados para las olas de calor. “Hay centros de salud nuevos que están bien acondicionados. Otros llevan un tiempo sin modernizarse y solo cuentan con aire acondicionado en algunas dependencias, como en las salas de Urgencias o en alguna consulta”, añade Marcos.
Además de remodelar los centros de construcción más antigua, los profesionales sanitarios apuntan a que hay otro tipo de medidas que también habría que implementar para que el sanitario lleve mejor esas épocas del año. Por ejemplo, entre las propuestas se encuentra la de la modificación de los horarios de consultas. López plantea la posibilidad de suprimir sus consultas por la tarde, para que tanto el paciente como el profesional ‘sobrevivan’ mejor a las altas temperaturas. También ve ‘necesario’ recibir ropa adecuada para su trabajo durante las temporadas de mayor calor: “Las batas que usamos en verano son las mismas que utilizamos en invierno, por lo que debería optimizarse la vestimenta. Necesitamos material adecuado para protegernos del calor”.
El “secreto” para sobrevivir a las olas de calor
“Usar colores claros, ropa de algodón e hidratarse. Ahí está el secreto”, indica Foo. Medidas tan importantes como caminar por la sombra y por las zonas verdes, debido a que muchos centros de salud rurales son “los de toda la vida”, donde el calor y las altas temperaturas más inciden. Concretamente, en el objetivo de lograr una mejora del centro de salud se encuentra también ofrecer una mejor atención sanitaria a los pacientes. “Tenemos mucha población de riesgo. Personas mayores de 75 años, con muchas comorbilidades…”, señala Foo. Es por ello que el especialista llama a que el propio edificio se mantenga “a la sombra” mediante estructuras que “repelen la luz solar y el calor”.
“Son mejoras para todos, ya que repercuten en la sanidad. Si un profesional cualquiera, ya sea médico o arquitecto, está trabajando en unas condiciones de temperaturas extremas, el rendimiento disminuye. Y eso es importante”, enfatiza Marcos.
Plan de peligrosidad para Familia rural
Si bien los médicos de Familia rurales remarcan que en las ciudades y en los centros sanitarios de la metrópoli también sufren las altas temperaturas, apuntan a que están mejor dotadas que en la zona rural, por lo que ‘aguantan’ mejor las olas de calor. Ante esta situación adversa en la Familia rural, desde sus centros de salud señalan la idea de incluir su profesión en un plan de peligrosidad, al igual que otras profesiones. “Es verdad que algunas de estas situaciones pueden provocar poner en peligro nuestra salud, por eso debería estar contemplado en un plan de peligrosidad como en otras profesiones, como es el caso de los bomberos”, argumenta López.